Pedro Ximenez 1927
Código 877143

AÑADA
Sin Añada
DENOMINACIÓN
Montilla Moriles
ELABORADO POR
Bodegas Alvear
RECONOCIMIENTOS
93 Puntos Guia peñín
VARIEDAD
Pedro Ximenez
ENVEJECIMIENTO
Crianza a través del sistema de soleras y criaderas.
GRADO ALCOHÓLICO
16%
Descripción
El “Pedro Ximénez 1927” de Bodegas Alvear es una joya enológica que condensa tres siglos de tradición familiar y el carácter único de la Denominación de Origen Montilla-Moriles. El nombre “1927” hace referencia a la solera madre establecida en aquel año, cuyos vinos añejos sirven de base para este tesoro líquido, que conjuga historia, paisaje y sabiduría en cada gota.
El corazón del Pedro Ximénez 1927 está en la uva que le da vida: la Pedro Ximénez. Esta variedad blanca, que en Montilla-Moriles encuentra su hábitat ideal, es sometida a un tradicional proceso de “asoleo”. Tras la vendimia, los racimos se extienden sobre esteras de esparto bajo el sol andaluz, deshidratándose progresivamente y concentrando azúcares y compuestos aromáticos.
Una de las señas de identidad del Pedro Ximénez 1927 es su crianza a través del sistema de soleras y criaderas. Esta práctica tradicional, heredada de la cultura vinícola andaluza, consiste en disponer las botas de roble americano en diferentes escalas. La solera, la escala más antigua, atesora las capas más viejas del vino, mientras las criaderas superiores contienen añadas más jóvenes que, año tras año, se van mezclando con las más antiguas. Este metódico trasiego aporta homogeneidad, equilibrio y una complejidad sensorial inimitable. En el caso de esta referencia de Alvear, la solera establecida en 1927 es el pilar que sostiene el carácter centenario del vino.
Notas de Cata
En copa, presenta un color caoba profundo con reflejos ámbar, señal del prolongado contacto con la madera y la concentración de azúcares.
En nariz, despliega un abanico aromático intenso y sugerente: higos secos, pasas, dátiles, membrillo y miel se funden con matices de cacao, café tostado, regaliz y caramelo. Estas notas dulces y golosas encuentran su contrapunto en una sutil punta especiada y un recuerdo a frutos secos (nueces, almendras) que otorga profundidad.
En boca, se trata de un vino untuoso, con una densidad aterciopelada que acaricia el paladar.
Su dulzor, lejos de resultar empalagoso, está equilibrado por una acidez natural que aporta frescura y aligera el conjunto. El resultado es un vino armonioso, seductor, de larguísimo final, que invita a saborearlo con calma, a disfrutar de cada sorbo como un acto contemplativo.
El Pedro Ximénez 1927 es ideal para cerrar una comida con un broche de oro. Su dulzor y complejidad armonizan con postres a base de chocolate, frutos secos, o quesos azules y curados. También se disfruta en solitario, como vino de meditación, sirviéndolo a temperatura fresca —en torno a 12-14 °C— para resaltar su vivacidad y equilibrar su rica dulzura.
Alérgenos
Contiene Sulfitos