Palacio Quemado

Ubicada en el suroeste de España, en pleno corazón de la Denominación de Origen Ribera del Guadiana, la Bodega Palacio Quemado es un referente que combina la visión centenaria de Bodegas Alvear con la esencia más genuina del terroir extremeño. Fundada en 1999, esta bodega familiar se alza sobre tierras históricas marcadas por la influencia del clima mediterráneo con matices atlánticos, y un suelo compuesto por arcillas, calizas y pizarras, donde la viticultura se convierte en un ejercicio de sensibilidad y respeto por la tierra.
La Ribera del Guadiana, en la comunidad de Extremadura, representa una de las grandes promesas del panorama vitivinícola español. Aunque aún poco conocida en comparación con las zonas más célebres del país, esta denominación ofrece condiciones excepcionales para el cultivo de la vid: inviernos suaves, veranos cálidos y secos, así como notables oscilaciones térmicas, permiten a las cepas expresar su carácter con autenticidad. En este entorno, Palacio Quemado ha sabido aprovechar el potencial de variedades como la Tempranillo, Syrah, Garnacha y la portuguesa Touriga Nacional, todas ellas cultivadas con esmero y bajo una estricta filosofía de mínima intervención.
Los viñedos de Palacio Quemado se extienden alrededor de la finca en pequeñas parcelas, cada una con su personalidad propia. Aquí, la noción de “pago” cobra todo su sentido, pues la bodega forma parte de Grandes Pagos de España, una asociación que reúne a viñedos singulares capaces de imprimir un sello inconfundible a sus vinos. El respeto por la biodiversidad y el equilibrio medioambiental se hace patente en la reducción del uso de tratamientos químicos y en la minuciosa gestión del viñedo, buscando preservar el ecosistema y la calidad de la uva.
La bodega destaca por su gama de vinos tintos, en la que cada etiqueta captura un matiz distinto de la finca. Estas referencias, como “La Zarcita” o “Los Acilates”, son capaces de transmitir la identidad del viñedo, mostrando una paleta aromática compleja que va desde notas de fruta roja madura, especias sutiles y hierbas aromáticas, hasta matices balsámicos y minerales. En boca, sus vinos reflejan la armonía entre potencia y finura, con taninos sedosos, acidez equilibrada y un final persistente que invita a explorar todos los matices del terruño extremeño.
Detrás de cada botella existe un meticuloso trabajo de campo y una vinificación cuidadosa en bodega. La incorporación de tecnología moderna va de la mano con las prácticas tradicionales, garantizando un control preciso en todas las etapas del proceso. La vendimia manual, la selección de racimos en el viñedo y el manejo delicado de la fermentación son muestras de la dedicación y el compromiso con la excelencia.
Este afán por la calidad y la singularidad no ha pasado desapercibido. La pertenencia a Grandes Pagos de España certifica el reconocimiento de sus suelos y sus uvas, mientras que la continua obtención de menciones y distinciones consolida la reputación de Palacio Quemado como uno de los nombres imprescindibles de la Ribera del Guadiana.
En definitiva, la Bodega Palacio Quemado es el resultado de un diálogo profundo entre historia, innovación y paisaje, donde la vinicultura se concibe como un arte que mezcla experiencia centenaria, vanguardia técnica y un profundo respeto por el entorno. Quien se adentre en sus vinos descubrirá el pulso de Extremadura: una región que, a través de la mano experta de esta bodega, ofrece un caleidoscopio de aromas y sensaciones que desafía los límites de lo esperado, y promete una experiencia enológica inolvidable.









