Lo primero que hemos de diferenciar es si vamos a catar un whisky, o vamos a disfrutarlo. Evidentemente, las dos de van de la mano, pero difieren en ciertos matices.
Cuando catamos un whisky, realmente lo estamos examinando, buscamos conocerlo, tomar notas que en un futuro nos ayuden a recordar o a comparar y valorar como va cambiando a medida que pasan los días desde que se hemos abierto la botella. Buscamos identificar aromas, sabores propios de la zona donde ha nacido y de la destilería a la que representa.
Después, nos fijamos en los matices propios, lo que le hacen especial y único entre los otros. Una cata debe de ser neutral, pero a la vez es muy personal, ya que cada persona es un mundo y nuestros órganos receptores no siempre han de estar alineados con los de los demás.
Sin embargo, cuando ya conocemos el whisky que vamos a tomar, simplemente lo prepararemos a nuestro gusto y disfrutaremos de el a sorbitos pequeños, disfrutando de como va evolucionando en el vaso y dejándonos llevar por la magia de esta Agua de Vida. Y así, después del romanticismo, nos vamos a la ciencia, vamos a aprender a catar un whisky. Dejare para los entendidos el método de Jim Murray, y os explicare un sistema que cualquiera que no tenga la nariz del Sr Murray pueda hacer y aprender de ello.
Comments (0)
New comment